Antecedentes
En la primera década
del siglo XXI, el vocero de la Fuerza Aérea Argentina, Mariano Mohaut, confirmó
que el arma crearía una comisión para registrar e investigar las denuncias de
informes sobre ovnis. El primer borrador de la noticia trascendió el 22 de
diciembre en Mundos Paralelos, un segmento dentro de Telefe Noticias que hizo
una brevísima entrevista sobre el tema ovni al comodoro Guillermo Tealdi, jefe
del departamento de Comunicación Institucional de la Fuerza Aérea.
Tealdi, presentó unas
impresiones generales sobre la relación de la aeronáutica argentina y los
“fenómenos celestes”, como los llamó. El militar explicó que la tarea del arma
es “tratar de identificar de qué estamos hablando con respecto a la seguridad
del tránsito aéreo, que es nuestra responsabilidad”.
Luego, ante la pregunta
de cuántos registros de “ecos no identificados” han enfrentado los radares de
la Fuerza, Tealdi contestó: “Ha habido muy pocos. Dos o tres casos que no ha
habido tiempo ni motivos para presentarlos porque han sido situaciones muy
cortas en el tiempo”. Las insustanciales declaraciones del comodoro Tealdi no
parecían acompañar el anuncio de la formación de un grupo dedicado al estudio
de tan “poca cosa”.
Así se supo que la
comisión “estará integrada por pilotos, personal del Servicio Meteorológico
Nacional, de la Administración Nacional de Aviación Civil (controladores del
tráfico aéreo) y de Guerra Electrónica” y a la cual podrían sumarse “médicos y
gente del INTA”.
Pese al tono discreto y
escéptico con que los militares han rodeado el anuncio, algunos ufólogos
argentinos buscaban sumarse a la faena. Un ejemplo de entusiasmo fueron los nucleados
en el CEFORA (una entidad creada con la intención de «desclasificar casos OVNI
en los cuales intervinieron “organismos oficiales”), y las muestras de simpatía
abarcaron parte importante de la “comunidad ufológica”, que no tomaron en
cuenta que les llegaba la posibilidad de “jubilarse de la ufología”. Nacía
entonces la Ifología, con un porvenir más que deslumbrante (y lo digo no como
una crítica sino como una gran oportunidad de dar un giro serio a la
investigación de los no Identificados, para llegar a identificarlos, sin la
“aureola romántica que precede al análisis e investigación de los casos por
parte de la “comunidad ufológica romántica”).
Señor vicecomodoro, le damos
la derecha acerca de cómo investigar ifológicamente el 95% de los casos, que
son de su incumbencia, sin por ello dejar de lado lo que Willy Smith llamaba “residuo
estadístico”. De allí surgen las anomalías que pueden investigarse con respecto
a los factores psicológicos (teorías del agregado perceptivo, fenómenos de
parálisis del sueño, fraude psicológico, síntomas de lóbulo temporal y muchos
otros fenómenos asociados general y erróneamente a fenómenos de abducción o
encuentros con entidades. El señor Heriberto Janosch supongo sabrá de lo que
hablo.
De hecho los estudios
actuales del Dr. Perrota y asociados cuyo propósito fue analizar de la
definición clásica de “abducción extraterrestre” a partir del estudio publicado
en 2020 sobre la clasificación clínica propuesta de este fenómeno en particular
y tuvo como objetivo confirmar el supuesto teórico del origen psicopatológico de
estas experiencias. Cuyos métodos se basaron
en entrevistas clínicas, centradas en evidencia narrativa-anamnésica y
documental y en la base del Modelo de Emociones Humanas de Perrotta (PHEM)
sobre su experiencia emocional y perceptivo-reactiva, y administración de la
batería de pruebas psicométricas publicadas en revistas científicas
internacionales por el autor de este trabajo. Inventario de entrevistas clínicas integradas
de Perrota (PICI 2), Inventario de
matriz sexual de Perrota e Inventario de
dependencia afectiva y de mecanismos de defensa (afrontamiento) de Perrota y otros.
Luego caben citar el excelente trabajo de la psicóloga Susan Clancy en relación a los fenómenos de parálisis del sueño, la incidencia de estrés postraumático y abuso sexual traumático que subyacen a muchas supuestas “experiencias de abducción alienígenas; y no olvidar el paper de la APA PsycNet de Stuart Apelle, Steven Jay Lynn y Leonard Newman, de claro perfil crítico y metodológico acerca de los posibles componentes patológicos y errores perceptuales entre tantos otros.
Perdón por
la extrapolación señor Lianza y asociados, pero lo que intento mostrar aquí, es
que además del importante trabajo “ifológico” basado en observaciones de
testigos civiles y pocos pilotos, la Ifología no se ciñe “solo a “ese 95% de
casos que ocurren en el cielo sino también dentro de la psique humana.
Aunque nos pese, la
complejidad de la “ifología” es más abarcativa e incluye otras herramientas además
de las que ustedes utilizan maravillosamente. Incluso el propio Ballester Olmos
ha considerado en uno de sus papers la temática abductiva y su estudio crítico.
Estudio más cercano a las neurociencias que al de la identificación de amenazas
o anomalías aeroespaciales. Salvando este detalle, celebro el trabajo que
realiza con el apoyo del GEPAN, entre otros.
La
CEFAE sin Ufólogos.
Grato es saber, que finalmente han podido deshacerse de la molesta ufología (romántica y otras) lo cual debería ser un tema de celebración, aunque en el excelente artículo de Agostinelli (y sostengo que es un gran artículo), parece haber un discurso ambiguo (o ambivalente), ya que por un lado se celebra dicha liberación y por otro se enfatiza la necesidad de educar a los ufólogos y pedirles que opinen y presenten “evidencias” “trabajos”; se los instan a que “escuchen” “aprendan” y cesen de sostener tamaña obcecación con la hipótesis extraterrestre sistemas de creencias y todo lo que se supone que “un ufólogo de buena ley desea sostener”. ¿No es mejor brindar por haberse deshecho finalmente de tamaña piedra en el zapato, y dedicarse al estudio crítico de sus muy buenos resultados y centrase en dicha publicación como bien lo vienen haciendo?. Creo que es un buen motivo para dar vuelta la página y hablar de evidencias tal y como lo vienen haciendo hasta ahora, y nutrir a un público abierto a sus descubrimientos y no sostener esa fijeza neurótica de convertir al ateo (aunque sea al revés, por supuesto).
Traigo esto a colación por
un incidente del pasado reciente, del que me he enterado acerca de un grupo
ufológico del que formaba parte el Sr, Luis Brussa, integrante, en calidad de
técnico colaborador del comité del CEFAE, quien gentilmente se ofreció a hacer
de puente entre el Vicecomodoro y el resto de los miembros de ese coven
alienófilo.
Reflexionando sobre esto, es
importante entonces esta posición final de una CEFAE sin ufólogos, ni dentro ni
fuera de los grupos, ni dentro ni fuera del CIAE. Un criterio acertado que no
debe ser puesto en el terreno de la ambigüedad.; lo que me lleva a otras
reflexiones.
Esta Informacion fue tomada
de Factor el Blog de Alejandro Agostinelli, sitio que recomiendo (en serio sin
ninguna chicana por favor). Este sitio provee importantísima información y
enlace útiles para todos (ufólogos incluidos), sobre temas relevantes de
investigación en estos campos.
Cito:
El 15 de Septiembre asistimos a un módico alineamiento planetario. O a
una extraña fusión de las fuerzas de la tierra, que exploran los misterios de
la Pachamama, y las del viento, perforados por mirage que se alejan en la
lontananza, a la caza de prodigiosos portentos aéreos. Ese día, una convergencia
de casualidades transformó lo que iba a ser una conferencia entre otras en una
fecha paradigmática. El escenario fue el Centro Cultural de la Ciencia (C3),
dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en
el barrio de Palermo, ciudad de Buenos Aires. El Comodoro (RE) Rubén Lianza dio
la primera conferencia pública de la CEFAe en el Centro Cultural de la Ciencia
(C3) de la ciudad de Buenos Aires. Estuvo en el auditorio el Dr. Jacques
Vallée, quien el mismo día había llegado a la Argentina para participar en el
rodaje del documental Testigo de otro mundo, dirigido por el realizador Alan
Stivelman.
Desde las 18:30 hasta cerca de las 20 hs, en un pequeño anexo a la
Biblioteca del C3, el Comodoro (RE) Rubén Esteban Lianza, presentó «Metodología
de la Investigación de Fenómenos Aeroespaciales», primera conferencia abierta
al público desde que asumió la Dirección de la Comisión de Estudio de Fenómenos
Aeroespaciales (CEFAe), la oficina dedicada a la recopilación e investigación
de informes de presuntos ovnis de la Fuerza Aérea Argentina.
Horas antes, aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza el
avión que traía al Dr. Jacques Vallée por segunda vez a la Argentina. El autor
de “Pasaporte a Magonia” llegó para reencontrarse con Juan Oscar Pérez,
protagonista de un caso de abducción ocurrido en Venado Tuerto, provincia de
Santa Fe, el 6 de Septiembre de 1978. La primera vez que Vallée estuvo en el
país fue de la mano de Fabio Zerpa, cuando vino a presentar una conferencia y a
recorrer varios puntos de la geografía argentina, calientes por el clima de
oleada que irradió una película que también tocaba a Vallée, Encuentros
cercanos del tercer tipo (Steven Spielberg, 1977).
Jacques Vallée junto a Alan Stivelman. Al finalizar la conferencia
de Lianza, en el C3 del Polo Científico, dependiente del Ministerio de Ciencia
y Tecnología de la Nación. Foto: A. Agostinelli. También se encontraba presente
la directora del CEFORA, que nuclea a la ufología argentina, Srta. Andrea
Simondini.
En esta ocasión su anfitrión es Alan Stivelman. El director lo
entrevistará para su documental Testigo de otro mundo, su segunda película.
Stivelman le propuso a Vallée viajar a la Argentina y a él no sólo le gustó el
proyecto sino que le entusiasmó la posibilidad de enterarse de primera mano
cómo había seguido la vida de aquel joven abducido, 36 años después.
«Humano. El Llamado Guaraní» en rodaje. Diego Viegas, Juan
Oscar Pérez y Néstor Berlanda. Foto: Eduardo Bermúdez.
Los dueños de los próximos días serán Vallée y el equipo de rodaje de
“Humano. El Llamado Guaraní”. Tal vez en el Observatorio Oro Verde, cerca de
donde yace la escotilla desprendida de la Salyut 7, se reencontrará con Juan
Oscar Pérez, el abducido de Venado Tuerto oriundo de la provincia de Entre
Ríos, conocerá al Dr. Néstor Berlanda, psiquiatra de la Universidad Nacional de
Rosario, Presidente de la Fundación Mesa Verde y coautor con el psicólogo Juan
Acevedo de “Los extraños” (Emece, 2000), el primer libro que aborda la cuestión
de las abducciones desde una perspectiva próxima a la de Vallée e incluye el
relato de Juan, y conversará con el abogado y antropólogo Diego Rodolfo Viegas,
compilador de “Antropología Transpersonal. Sociedad, Cultura, Realidad y
Conciencia” (Biblos, 2016), donde analiza la experiencia que aborda la película
de Stivelman.
Con esto Debemos concluir
que quizá un CEFAE sin ufólogos no sería el título que más se ajusta a este
banquete de amigos en donde la ufología no puede decirse que brilló por su
ausencia.
¿ES
NECESARIO EL CEFAE?
Mi eterno agradecimiento al vocero de
la Fuerza aérea mariano Mohaut y equipo por habernos recibido con amistad y respeto
para debatir.
La relación de la Fuerza
Aérea con los ovnis no es nueva en la Argentina Pero la entidad que se lleva
los laureles en permanencia es la CRIDOVNI de Uruguay. Sánchez Ríos, un militar
muy vinculado al “ambiente platillista” argentino, siempre cuenta un caso de
persecución aérea de un objeto con dos aviones Pucará, llegando a percibir “el
cambio de color que producen al acelerar”, entre otras conclusiones que
sostiene sobre el fenómeno, en las que
se puede estar o no de acuerdo, pero surgen de la experiencia de un comité de
fenómenos aéreos militar de Uruguay.
Cuando, invitados por la
comisión (por intercesión de la divina providencia encarnada por el divulgador
y generador de contenidos Carlos Iurchuk, a quien siempre agradecemos por su
amplitud al considerar todos los ángulos de este… ¿fenómeno controversial?) Nos
encontramos el técnico superior en informática y robótica Miguel Angel Sanso y
mi persona, siendo entrevistados por Mohaut y colaboradores acerca del “Status
Quo de la temática de los “no identificados” o “por identificar”. Si bien
agradecidos por la invitación, no nos dio la impresión de que hubiera
ciertamente “claridad” en los objetivos y en que investigar… ¿posibles amenazas
al espacio aéreo del territorio nacional?. Cabe recordar que desde la década
del 90 hasta hace poco tiempo atrás el espacio aéreo nacional, era más que
vulnerable, más que por los amigos Varkuleros (de los que tanto habla nuestro
amigo, el periodista Alejandro Agostinelli), sino que la casi inexistente
radarización de nuestro territorio, era (o debería haber sido) prioridad
absoluta de los ministros de defensa de los diferentes colores políticos.
Lic. Gustavo Cia junto al especialista
técnico en robótica e informática Miguel Sanso debatiendo conel vocero
de la Fuerza Aérea Argentina, Mariano Mohaut y su equipo
Cabe entonces reflexionar lo poco o nada que se podía hacer para detectar e identificar amenazas aeroespaciales (que poco o nada tenían que ver con nuestros vecinos Varkuleanos y sí más con vuelos de narcotráfico no controlados, entre otros asuntos). Es claro hoy en día que, incluso con la mejora de la radarización implementada por el ministro de defensa Taiana, se ha presentado tráfico aéreo no identificado, o más bien identificado tardíamente, de vuelos no autorizados de las fuerzas aéreas chilenas, atravesando territorio nacional con posible destino a las Malvinas. Una clara violación del espacio territorial y un serio problema visto desde la geopolítica.
Lic. Gustavo Cia junto al especialista técnico en robótica e informática Miguel Sanso debatiendo con el vocero de la Fuerza Aérea Argentina, Mariano Mohaut y su equipo
Asuntos que deberían haber
sido, o ser actualmente la prioridad de una política de estado, en la que el
análisis y posterior descarte de testimonios de personas que vieron enanitos
verdes o platos soperos invertidos debería ser el final y corolario de una
política de defensa centrada en las amenazas aeroespaciales reales. De Hecho
Martin Kottmeyer, tan citado por Agostinelli, declaraba que desde hace tiempo
Los comités investigativos tales como el Proyecto Libro Azul dejaban de lados
los reportes civiles para centrase en los de pilotos y, particularmente,
pilotos militares. Lo curioso es que aún se sigue recibiendo reportes civiles
con alta tasa de irrelevancia en sus denuncias.
Lic. Gustavo Cia junto al especialista técnico en robótica e informática Miguel Sanso debatiendo con el vocero de la Fuerza Aérea Argentina, Mariano Mohaut y su equipo
También Mohaut nos habló en
su momento de inversiones sobre equipos de “análisis fotográficos”, equipos que
bien entrado el siglo 21 con el surgimiento de la fotografía digital, mostraba
un regusto a anacronismo tecnológico, habiendo ya en aquella época software de
identificación de imágenes al que se podía fácilmente acceder pagando el uso de
aplicación de dicho software. Poco más se habló del asunto, pero rescato que al
menos la administración anterior invitaba a intercambiar y discutir de manera
respetuosa y en un principio abierta sobre las posibilidades de pensar el tema
desde la seguridad aérea de la nación, cosa que debe ser prioritaria, a la hora
de elegir si buscamos como echar los extraterrestres del imaginario popular, o
de asegurar la defensa eficiente de nuestro espacio aéreo, comenzando con la
detección eficaz de cualquier vuelo de aviones, drones u “objetos
identificables” que pueden traernos problemas más serios que la visita de los
varkuleanos a los testigos del llano argentino.
En un segundo momento la
comisión fue tomada en las manos del Vicecomodoro Ruben Lianza, quien a
principio poco o nada sabía de las formas en cómo se podía lograr
identificación eficaz de vuelos comerciales, satélites, etc. Lo bueno vino
luego, el asunto tomó vías regias: había que invertir en sistemas de detección
europeos, apareciendo el prestigioso organismo GEIPAN como modelo a seguir e
importando tecnología “de punta”.
Surge así la herramienta de
software IPACO, de probada utilidad, a las que se adjunta programas civiles de
dominio público tales como Orbitron, y Stellarium entre otros (incluso hay
otros con mayor exactitud disponibles con un toque e google play). Programas
que varios investigadores (no necesariamente ufólogos) poseen en sus
ordenadores y celulares. Es simpático por decir algo, el comentario de
Agostinelli hablando del NORAD argentino con fotos de estos sistemas detrás de
la figura de Lianza. Es que cuando de amigos se trata, Alejandro es de los
buenos.
Lianza en el «mini NORAD» de la CEFAe,
en el Edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea Argentina. Foto: A. Agostinelli.
Ahora bien, tener acceso a
estos programas supone utilizarlos y utilizarlos con criterio, algo que al
menos hoy por hoy muy pocos investigadores hacen. Tomar estas herramientas por
consejos de astrónomos amigos (como los de Paraná por ejemplo) y aplicarlas, ha
demostrado ser una muy buena idea, al mismo tiempo que permite a otros
investigadores por fuera del CIAE verificar los datos que sostienen los
estudios de la Comisión.
CONCLUSIONES
¿Es
importante la existencia y el trabajo del CIAE y del CEFAE?
Por supuesto que sí. Era una
materia pendiente en cuanto a la identificación de fenómenos aeroespaciales y
su posible explicación al público. Tanto el software (IPACO) como la
metodología de trabajo es digna de ser tenida en cuenta e imitar (según el
criterio que presume que un investigador se centra en los hechos y no en la
creencia). El trabajo de Lianza y su equipo, al igual que la difusión que le ha
dado el señor Agostinelli (a pesar de sus sesgos particulares propios de su
profesión), merece atención seria, no tanto de los ufólogos a los que parecen
buscar desesperadamente, sino a aquellos NO UFÓLOGOS que nos interesa evaluar y
conocer de manera crítica las diferentes facetas de este controvertido “objeto de estudio”. Su relación e
intercambio con el GEIPAN es, por supuesto algo esencial a la hora de entender
como y de qué manera se identifican los casos de “observaciones”, que a la hora
de la verdad es el 95% de los fenómenos de “avistamientos”, que es el campo
donde se mueve el CIAE, o sea un porcentaje que equivale al 5% de lo que hay
que investigar críticamente del fenómeno en su totalidad.
¿Es
necesaria la existencia y el trabajo del CIAE y del CEFAE?
No nos da la impresión de
que haya ciertamente “utilidad” en los objetivos… ¿que investigar?… ¿posibles
amenazas al espacio aéreo del territorio nacional?. Cabe recordar que desde la
década del 90 hasta hace poco tiempo atrás el espacio aéreo nacional, era más
que vulnerable y nada se podía hacer para detectar e identificar amenazas
aeroespaciales con la casi inexistente radarización del territorio. Es claro
hoy en día que, incluso con la mejora de la radarización implementada por el
ministro de defensa Taiana, se ha presentado tráfico aéreo no identificado, o
más bien identificado tardíamente, de vuelos no autorizados de las fuerzas
aéreas chilenas, atravesando territorio nacional con posible destino a las
Malvinas. Una clara violación del espacio territorial y un serio problema visto
desde la geopolítica.
Problema que debe ser
prioritario a la hora de analizar que vuela por uestros cielos ¿Platillos
volantes de Varkulets?... lo mas probable es que sean narcoaviones, invasiones
del espacio aéreo, por parte de nuestros vecinos, satélites que caen, o
fenómenos aeroespaciales naturales, drones, etc. Sin pecar de conspiranoicos,
hay que entender lo mucho que hay que invertir para lograr identificación y
control del espacio aéreo, y lo que es más importante una respuesta adecuada a
cualquier amenaza aeroespacial, incluso de Varkulets.
Por último una opinion de un lector de Factor el blog
que me pareció interesante:
¿Es
buena idea destinar fondos extraordinarios para investigar un asunto que echa
raíces esencialmente psicosociales y culturales bajo el concepto de “potencial
amenaza militar”?»
¿Hay
que gastar dinero público en investigar ovnis/fani/uaps? Mi respuesta rápida y
corta sería: no.
La
respuesta larga es: Depende. Depende del enfoque que se le dé. Si el enfoque es
«vamos a investigar qué son los ovnis», mi respuesta sigue siendo no. No hay ni
siquiera una definición correcta de qué es un ovni para poder investigarlo. No
hay en 70+ años ninguna evidencia tangible de que un ovni sea algo más allá de
una confusión, (y también de que no lo sea). Las negrillas son mías.
Sin
embargo, si el enfoque es: «hay un incidente que nos ha obligado a interrumpir
un ejercicio militar», o un «incidente que obliga a un avión a desviarse de su
ruta» (sí, Manises, p.ej.), entonces sí. Es un problema de seguridad aérea (ya
sea real o percibida) que hay que resolver para evitar que se repita, y del que
hay que hallar una causa para poner una solución. Básicamente suscribo esta
premisa citada de Mike West: “Cada vez que aparece algo no identificado en un
espacio aéreo restringido –escribe–, es un problema real que debe resolverse”.
Y añadiría que un espacio aéreo NO restringido también.
¿Ha
habido de verdad un artefacto que ha puesto en peligro a otros? ¿Ha entrado un
avión/dron civil/otra cosa en una zona de ejercicios militares? ¿Qué era? El
piloto «invasor» ¿no se leyó el NOTAM pertinente? ¿O no se notificó a tiempo?
¿Con qué frecuencia ocurre? ¿Es necesario mejorar la seguridad aérea para que
no vuelva a pasar?
¿Ha
sido una prueba de un prototipo experimental ultrahipermegasecreto? ¿Por qué ha
interferido con otros ejercicios, o vuelos civiles? ¿por qué ha sobrevolado una
zona poblada un prototipo que podría haber fallado y estrellarse en una casa?.
¿Hay que mejorar la planificación de ejercicios, coordinarse con otras agencias
(tráfico aéreo) para evitar que esto pase?
¿Ha
sido una amenaza percibida, pero no real? ¿Un error de percepción? ¿Error en la
interpretación o uso de instrumentos (no reconocer un eco falso de radar, no
interpretar bien una imagen IR)? ¿Faltaba (o no se fijó en) información que
podría haber hecho posible la identificación? ¿Es necesario mejorar la
formación de pilotos en algún aspecto? ¿Es necesario mejorar los protocolos de
comprobación y actuación, comunicación con control aéreo, … ?
Supongo
que se pueden rellenar mil puntos e ideas de este tipo, creo que queda claro
por donde voy. No es centrarse en qué es un ovni, sino en saber qué ha ocurrido
para evitar que vuelva a pasar. Y si entre medias se descubre algo nuevo, pues
bienvenido sea, pero que no sea el objetivo porque es altamente improbable.
Agradezco la importante información
que consultamos en el excelente blog del periodista Alejandro Agostinelli, y
los esfuerzos y logros del Vicecomodoro Lianza en este monumental proyecto CIAE
CEFAE
https://factorelblog.com/2018/05/07/la-cefae-sin-ufologos/